viernes, 27 de enero de 2012

MARCA ESPAÑA


 




 
En España 169.200 personas aproximadamente ocupan cargos políticos. Muchos de ellos personajes varipintos sin formación, cultura, ni ideología, acostumbrados a servirse generosamente del dinero público, engordados por un sistema que consolida privilegios y sinecuras de los que no gozamos el resto de la poblacion.

Políticos acostumbrados a no planificar de forma racional, a creerse demócratas por hacerse eco de peticiones desafortunadas y esperar luego ser votados por aquellos a quienes han favorecido en detrimento del interés general.

No nos merecemos esta gentuza.




 
"Ningún ser bien nacido muerde la mano que le da de comer". 

domingo, 15 de enero de 2012

SOBERBIA



 Por ultimo, la soberbia o el orgullo, el deseo de ser más importante o atractivo que los demás, es considerado el mas grave de los pecados capitales y fuente de los mismos.

 El reflejo más grande de la ignorancia, es la soberbia de la sabiduría.
S.Peña

GULA


Actualmente la gula se identifica con la glotonería, el consumo excesivo de comida y bebida. En cambio en el pasado cualquier forma de exceso podía caer bajo la definición de este pecado. Marcado por el consumo excesivo de manera irracional o innecesaria. La Iglesia considera como  virtud para la gula, la templanza, como forma de asegurar el dominio de la voluntad sobre los instintos y como manera de mantener los deseos en los límites de la honestidad.


En ocasiones el exceso es estimulante. Evita que con la moderación se adquiera el mortal efecto de un hábito.

                                                                   William Somerset Maugham


ENVIDIA

martes, 3 de enero de 2012

AVARICIA



 La avaricia ha sido considerada como un pecado muy similar a la lujuria o a la gula pero aplicada a la adquisición de riquezas en particular. Su castigo, el ser colocado en aceite hirviendo.

Por nuestra codicia lo mucho es poco; por nuestra necesidad, lo poco es mucho.
                                                                                                                                          F. Quevedo.



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