A pocos metros de las hordas de turistas que pululan diariamente por los variopintos zocos de Marrakech, tuve la oportunidad de conocer de primera mano, los escondrijos de la esclavitud a corta edad. Estos dos niños, ausentes de juegos y simpatías, trabajan duro para sobrevivir en una sociedad cruel e hipócrita que les prohíbe ser libres para elegir su destino.
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