Se llamaba Juan Pedro;
A sus 89 años tan solo queria morir en la tierra que le vio nacer.
Y volvió a esa tierra vieja como sus entrañas, esa tierra otrora llena de vida y de miseria, donde un niño era feliz con nada.
En el recuerdo la iglesia, su primera comunión y esa preciosa campana que nunca llego a tocar y que anunciaba el comienzo del mejor dia de su vida.
Ahora no queda nadie, apenas si quedan recuerdos de esa plaza que le vio emigrar hacia un futuro prospero pero infeliz.
Esas ruinas lo eran todo para el; su primer beso, su primer baile, su primera sonrisa...
Con un llanto apagado miro hacia esa campana que ya no estaba y dijo adiós para siempre:
"Ahí te quedas tierra querida"
..
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