Pocos van quedando. Reyes destronados por un sistema y una política agraria que no les da muchas opciones, los labradores extinguen sus horas como señores del páramo.
Labradores que fían su futuro a las veleidades del cielo; hombres y mujeres que dependen para subsistir antes de los caprichos de la sequía, el pedrisco o la helada que del propio esfuerzo.
Ante la lánguida mirada del sol de invierno, no resulta extraño entender por qué son una especie en franco proceso de extinción.
Imagen: campillo de Castillejar (Granada).
Y yo que sigo aprendiendo de este tío!
ResponderEliminarUn abrazo Pedro
Me encantan tus fotos compañero !!. Cuando las miro es como asomarme desde una pequeña ventana al entorno de siempre, pero desde una perspectiva diferente.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo desde tierras bolivianas
Genial síntesis en una foto de conceptos como la soledad, el trabajo duro del campo, el arraigo a la tierra....
ResponderEliminarMe encanta!!
Tras leer esto, y ver tu foto, me he puesto unos fandangos de el Cabrero, cantaor que como naide creo yo que ha cantado las fatigas del campsinado andaluz.
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