Cuenta la leyenda que en este callejón del oro, en Praga, trabajaron unos alquimistas que intentaron transformar el hierro en oro para el rey Rodolfo II.
Hoy en día el sueño de este rey se cumple con creces pues toda la calle se compone de tiendas de souvenir, donde millares de turistas dejan su "onza de oro". Eso si, estas tiendas están muy bien integradas en un entorno que no ha perdido su autenticidad.
Muy recomendable.
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