¿Quién no ha soñado alguna vez ser protagonista de un cuento sumergido en un mundo lleno de rituales, ceremonias y costumbres cuyos orígenes se pierden en el tiempo? En Marruecos sólo hay que atravesar las puertas de alguna medina, para que el reloj se pare de pronto y comience a correr hacia atrás de forma enloquecida, llevándonos a una época en la que todo el transporte se hacía a través de burros y mulas, los barrios de las ciudades se conocían por el trabajo de sus artesanos y el ritmo vital lo marcaba el muecín desde lo alto del minarete.
Saludando un nuevo día. Marrakech 
El señor de las Chanclas. Ouazarzate
La pausa y el movimento. Medina de Marrakech
Báculo de vejez . Azrou.
Tintoreros de Fez
Joé, Pedro, va a merecer la pena mandarte una temporadilla por ahí, despues de todo.
ResponderEliminarNo, ahora en serio, da gusto seguirte y ver como captas los momentos, y los congelas para volver a ellos una y otra vez, lo que sinceramente es un autentico placer para los sentidos.
Yo casi hubiera titulado tu blog algo así como: "La vida a fogonazos"
Gracias por poner públicamente todo esto.
Topoaguilera