viernes, 29 de enero de 2010

PROCESIONES DE SILENCIO


La procesionaria del pino es como vulgarmente se conoce a la oruga del Lepidóptero. Tiene la costumbre de desplazarse en fila, una detrás de la otra como en procesión, de ahí le viene el nombre, y constituye una de las principales plagas forestales de España.
Poseen un mecanismo de defensa curioso y eficaz para evitar depredadores; cada oruga dispone a lo largo de su cuerpo unos 500.000 “dardos envenenados” especialmente diseñados para clavarse. Estos tricomas se pueden clavar en la piel de la persona que toca la oruga y también en aquella persona que en presencia de viento, se aproxime a ellas o a su nido.
Los dos extremos de los tricomas son sumamente afilados, y una de las puntas tiene a su vez unas pequeñas púas colocadas de tal forma que una vez situadas en la víctima, con el movimiento de esta, se clava más profundamente, y dificulta su extracción ( al igual que la punta de un anzuelo). Al efecto del dardo en si, hay que sumarle el efecto del veneno sumamente molesto.
Se han descrito efectos nocivos para el hombre, principalmente cutáneos, oculares y bronquiales. Si la naturaleza hubiera dotado a estos bichitos de un tamaño semejante al nuestro, sería difícil enfrentarnos a un ejército tan poderoso.

miércoles, 6 de enero de 2010

Deseos en pequeño


Se enciende la luz de un nuevo año y todos nos prometemos cambiar el mundo, si bien pasados unos días sumergidos en nuestro propio destino las luces se van apagando y con ellas van muriendo nuestros deseos.
Pienso que son muchas las personas a las que, en efecto, les gustaría mejorar este viejo planeta que compartimos. Los hay que se creen muy importantes, que con poca convicción alumbran cumbres planetarias en mayúsculas en pos de un reconocimiento ajeno.La mayoría de nosotros, somos seres corrientes que aspiramos a pequeñas metas: tener una existencia digna, sacar adelante una familia...
Y, sin embargo, hay algo que todos podemos hacer sin mucho esfuerzo y que ayudaría a mejorar las cosas. Me refiero a cambiar, no el Mundo con mayúscula, sino nuestro pequeño mundo, nuestra pequeña esfera de influencia; consiste tan sólo en hacer bien lo que uno hace sin esperar nada a cambio. Es algo así como perseguir un sueño, en el que además incluimos a otras personas.
Creo que vale la pena intentarlo por el planeta y por nosotros mismos.