domingo, 26 de septiembre de 2010

TIMAR, un paseo por la nostalgia

vista general de Timar.


Tímar es un pequeño pueblo de Granada, ubicado en la ladera sur de Sierra Nevada, situado en pleno corazón de la Alpujarra, que gracias a su particular aislamiento, ha mantenido intacto la arquitectura y la forma de vida tradicional de esta zona.

Aunque antaño gozó de cierta prosperidad, contaba con un molino de trigo, un molino de aceite, dos destilerías de aguardiente, varios telares con una aceptable producción de seda, así como minas de mercurio, hoy sobrevive con tan sólo 9 vecinos permanentes.
Estuve con tres de ellos y me hablaron en pasado, de cuando había niños, de cuando las minas ofrecían futuro, de cuando la guerra truncó su dicha.

Ahora luchan contra la inercia del abandono y el despoblamiento. Les queda su iglesia, de la cual la humedad y el paso del tiempo hacen mella sobre un precioso artesonado mudéjar.

Su iglesia atesora vivencias que me narraron amablemente durante horas. Un placer escuchar esa auténtica memoria histórica que muere cuando cada uno de ellos se va con Dios.

Me marcho de Timar con tristeza, abrumado por la nostalgia de un mundo rural que agoniza, con la sensación que el tiempo pasa demasiado deprisa para todos, incluso para las piedras.

vista parcial del pueblo











interior de la iglesia





era y yacimiento romano al fondo



escombrera de la antigua explotacion de mercurio de los Rodriguez Acosta












puerta de Timar



casa típica de Timar




Detalle ventana





calle de Timar





tinao








domingo, 12 de septiembre de 2010

El vecino de Dios


Aquí me encuentro, mezclando a Dios con las cosas de comer;
Con mi amigo Pedro de la “cañá marín”, un tio que disfruta haciendo bien lo que sabe hacer bien.
Aquí me doy cuenta que cualquier lugar y cualquier persona es un museo vivo, un libro de historia con la memoria genética de lo que somos y de lo que fuimos. Aquí alejados del mundanal ruido, de la prisa, del estrés, del humo de los bares, disfruto viendo su obra y su propia satisfacción.
Me invita a un tomate a un rato de conversación y me regala su tiempo.
Me voy agradecido, pero en sus ojos veo la tristeza de la soledad…
Mañana seré yo el que vuelva con un tomate y una sonrisa y volveré a contemplar su obra.

sábado, 4 de septiembre de 2010

Epitafio


La muerte es el recurso del que se sirve la naturaleza, para multiplicar la vida.
mi epitafio