Imaginemos, escribía el filósofo francés, Claude de Saint Simon, que los cincuenta gobernantes del reino desaparecieran por accidente: el pueblo estaría muy triste. Pero si desaparecieran los cincuenta mayores industriales, sabios y artistas, el país quedaría destruido, …
Si hoy perdiéramos a nuestros dirigentes electos, estaríamos abrumados pero pronto los sustituiríamos; pero la desaparición de personas capaces de crear, de imaginar, de soñar, y de todos aquéllos que se le parecen , daría lugar a una vida y a un futuro agrietado y difuso.
El mensaje que quiso recalcar Saint-Simon es que los tecnócratas son indispensables en una nación y los políticos, prescindibles. Es por esto que propuso un parlamento industrial, una organización económica que utilizara los talentos de la elite científica e industrial.
¿Era una idea descabellada?
¿Ha habido tecnócratas, sabios, filósofos, científicos...en el poder?. Gentes con sensibilidades diferentes a las del malogrado político que han llegado a ser precisamente políticos. Sí, la historia está llena de ejemplos: Jovellanos, ministro ilustrado y escritor; Jefferson, presidente de USA y gran arquitecto, Newton, director de la casa de la Moneda en Inglaterra y enorme científico, Einstein, cuyas teorías acerca del átomo impulsó el proyecto de Los Alamos, donde se gestó el fin de la 2ª Guerra Mundial, Solón, uno de los Siete Sabios de Atenas. Bueno, y los políticos que cambiaron el mundo, Lincoln y Kennedy fueron asesinados por intentar crear un nuevo orden, en fin, siempre hay matices. ¿Debe un líder nacional o mundial ser un experto? Creo que no, pero al frente de cada cartera sí debería colocar a un entendido en la materia, debe rodearse de gente capacitada y con sensibilidad, con amplitud de miras. Un líder es algo más, alguien que imbuido de entusiasmo lo transmite y lo difunde, gente que con su sola presencia contagia el optimismo necesario para que toda la maquinaria funcione. YES, WE CAN.
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