Cierro los ojos y me cuesta imaginar el bullir de niños, de gentes, de bestias y de sueños.
La recogida del grano, el olor a pan recién hecho, el calor de la lumbre, la matanza...
Los abro y encuentro otra realidad, los sueños crecieron y se fueron, las piedras no soportan el silencio, no quieren vivir con el, se desmoronan y así, así se va todo, hasta el recuerdo.
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